sábado, 21 de diciembre de 2013

Se me apagó su luz







Con este dolor que me atraviesa el alma y no se escapa por ningún poro de mi piel, te escribo. Recuerdo cómo venía el pasado miércoles acompañada de una tremenda ansiedad por carretera, las figuras de las nubes me advertían del terrible desenlace. Era capaz de ver monstruos que devoraban cosas, hasta gigantes llevándote hacia el cielo. Nunca me había pasado nada parecido. Ni si quiera una sola nube de las miles que vi, formaban una figura de paz.Yo ya tenía hecha la idea hace mucho que tu final estaba cerca. Qué impactante que, siempre, siempre, me has vencido en esa idea. Siempre conseguías estabilizarte, incluso, mejorarte. Pero, esta vez, esta vez.. no había posibilidad de ganar. Más que nada, porque sin agua y sin alimentación, nadie puede vivir , por lo que, era cuestión de días, yo pensaba que solo horas. Qué pena más grande abuela. Quién me lo iba a decir, cuando jamás te has quejado de tu sufrimiento. Es que estoy segura que si te llegamos a preguntar cómo estás, nos contestas con tu famoso " bien, bien ". Lo que me aterraba era no poder llegar a tiempo de verte viva. Me importaba poco que estuvieras sedada, solo quería sentir tu mano y que tú sintieras la mía. Qué suerte tuve, seguro que tú lo intuías y quisiste esperarme, no me cabe duda. Qué susto cuando te vi, pero tu desgaste físico jamás ha conseguido borrarme la sonrisa, porque para eso ya estaba tu fuerza, esa que te ha dejado vivir mucho más tiempo del que te daban, qué grande eres abuela, esa era la frase más repetida de ayer. Todos sabíamos que te morías, yo lo había asimilado, hasta que, cuando te has ido, he sabido que no estaba acertada. Por mucho que se vean venir las cosas, nunca una muerte es como te esperas, o, al menos, cuando es una muerte de una persona tan querida.

Me parece demasiado duro contar cómo he sufrido tu agonía hasta tu último respiro y, si me perdonas, creo que me la debo guardar para mi intimidad. Está claro que jamás lo voy a olvidar. Lo saben y tú lo sabes. Me han roto el corazón abuela, me han partido un trozo de mi vida. Me han arrancado el alma hasta quebrarme la respiración. Tú eras mi segunda madre y yo era una hija más. Cómo se recupera una de eso ? Lo superaremos, a que si? Se que Dios no nos ha ayudado a que sufrieras mucho menos de lo que hemos pasado a tu lado, perdóname por llegar a pensar que debías morirte, solo hasta que te has muerto, he sabido que yo no te podía ver marchar. Abuela, cómo te quiero, cómo te quiero, de verdad. Abuela, vuelve, por favor. Qué dolor más inhumano. 

En las horas de espera mirando al cristal donde estabas metida, recordaba tu vida conmigo. Cómo me has podido hacer tan feliz Lolita? No sabes lo que te voy a echar de menos. Hoy cuando he llegado a casa lo primero que he hecho ha sido ponerme tu bata y olerte, olerte como siempre olías a humildad, ternura y amor. He apretado tu aparato del asma y me lo he llevado al corazón. Quería darte un soplo de vida hacia el más allá. He acabado cerrando los ojos para poder sentir tu calor. Quizás era lo último que tenía que haber hecho pero no podía imaginarme allí sola, sin ti. Necesitaba sentirte cerca de mi. Ay abuela, ayúdame.

No sabes qué pena tengo. No te merecías nada de esto. A veces, no podemos ser justos pensando en lo mucho que has vivido. Queríéndote así, es imposible. Solo me consuela saber o, imaginar, que te has apagado sin dolor. La dura espera ya se ha acabado. Espero que en el cielo te encuentres con tu Fray Leopoldo y te enseñe otro mundo, que te haga un de viaje de esos que tanto te gustaban. Que te reencuentres con el abuelo, le des un beso y me cuentes que él me quiere y está orgulloso de mi, también con tu hermano y le digas que a veces, pienso en él y además le des un abrazo a tus padres. Que visistes a Lola Flores y te enteres de la verdad de Marta del Castillo. Que veas mi casa desde arriba y te guste tanto como yo te decía que te gustaría. Que abraces cada día a alguien pensando que soy yo y, sobretodo que te conviertas en mi ángel de la guarda, si ya tengo uno, que contigo sean dos. Acompáñame cada día de mi vida. Por favor abuela, no me vayas a dejar. Yo te quiero sentir como lo he hecho cada día. No se qué voy a hacer ahora sin llamarte, sin tus típicos besos por skype, sin tu peculiar forma de mirarme, sin pintarte las uñas ni sin jugar a ponerte el pelo punky. Dios mio qué tristeza. Abuela cuídame por favor. No me hago a la idea de estar sin ti. No permitas que eso sea así. Espero no haberte fallado y haberte hecho sentir que siempre has sido lo mejor para mi.

Como tú bien me enseñaste, sabes que tengo que ser agradecida. Asi que quiero dar las gracias infinitas desde aquí a todas las personas que me han llamado, me han  mensajeado o me han whatsappeado. Lo siento, a todas aquellas que se han enterado por terceras personas. A veces las cosas no son tan fáciles decirlas. Gracias enormes a aquellas que se han acercado a darme un abrazo más fuerte de lo normal. No sabéis lo que ayuda. GRACIAS DE VERDAD.

No puedo ya más.
Abuela te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero...

No hay comentarios:

Publicar un comentario