martes, 12 de marzo de 2013

Nostalgia Familiar

 
 
Veintiséis días sin verles. Y más que van a pasar. Me encanta estar independizada, es un hecho. Además tengo la infinita suerte de vivir en una ciudad que me tiene locamente enamorada. Encima, vivo sola, al lado de la playa más bonita del mundo y, en pleno centro. ¿ Puedo ser más afortunada? Me encanta vivir así, pero cuando los días pasan, el vacío y la soledad se va notando. Eso, a veces, duele.
 
En cambio, si pienso en Ceuta, en mi verdadera casa no hay momento de paz. No se puede tener ni un extremo ni otro, ni es bueno tanta soledad, ni demasiada falta de intimidad. Llevo unos días con demasiadas ganas de estar allí. Es verídico que echo de menos el ruido mañanero a primeras horas de mis padres, el hecho de despertarme y saber que están ellos ahí. Echo de menos la ilusión y la fuerza que me da el sonido del microondas para levantarme a ver a mi abuela desayunar. Echo de menos el olor a pescaíto frito, a café y a queso manchego curado. Por supuesto echo de menos el olor a mi mar. Echo de menos el ratito de la noche en el que busco la compañía de mis padres aunque sean cinco minutos en el sofá. Echo de menos cenar a deshoras y llevarme la bandeja a donde estén ellos para buscar comunicación. Echo de menos abrir la despensa y ver cómo me miman. Echo de menos que mi abuela me mire y disfrutar de cada una de sus sonrisas. En definitiva, cuando los días se hacen largos, echo demasiado de menos estar allí, olvidarme de las preocupaciones, sentir seguridad, dormir en la cama más cómoda del mundo y disfrutar de ellos. Me dieron la vida y ahora son la mía. Cuanto más tiempo pasas lejos de su lado, más valoras la falta que te hacen.
 
Me muero por abrazar a mi perra, por comérmela a besos, por sentir cómo me despierta bajo las sábanas dándome besos, coletazos y mordíendome si no le hago caso. Me muero por sentirla y acurrucarla en mis brazos ya.
 
Como tu familia,
Nada.


Feliz Martes :) !

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