miércoles, 8 de mayo de 2013

Te echo de menos, papá

Hoy echo mucho de menos a mi padre. A veces me equivoco demasiado. Suelo rendirme pronto y, por poca fuerza y miedo, acabo haciendo las cosas peor que mal. Odio sentirme así, pero es que no tengo más remedio que aguantarlo porque siempre soy yo la que lo provoco. Me dejo llevar, siempre me dejo llevar. Siempre encuentro una excusa o me aterro fácilmente.

Hoy echo de menos a mi padre. Cada vez hablo menos con él y eso me apena. Él no me va a entender. Se que muchas cosas no tienen lógica, pero le cuesta ponerse en mi lugar. De hecho, no se pone, más que nada, porque no logra entenderme, y, seguramente, tendrá razón. Sin embargo, es la única persona que sabe sacarme las palabras perfectas en ese momento en que yo le hago ver cómo me siento sin poder explicarme. Es muy difícil, pero lo sabe hacer. No se trata de calmarme, si no de hacerme sentir mejor.

Echo de menos a mi padre. Aquel que siempre me cantaba canciones, me hablaba con palabras extracariñosas y me hacía sentir especial. El hecho de pensar que no puede estar bien me quema por dentro. Pero supongo que todo esto será por cuestión de trabajo y de que los años te enseñan a acostumbrarte a vivir de otra manera. A aprender a vivir solo. Seguramente piense que si me habla a diario es un pesado. Pero espero que me eche el mismo de menos que yo y que tenga ganas de sacarme millones de sonrisas tan pronto como le sea posible, porque eso es lo mejor que me provoca, y lo hace cada vez que escucho su voz. A veces la familia es lo único que nos salva.

Hoy echo de menos a mi padre y me encantaría tenerlo aquí.

Feliz Miércoles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario