lunes, 28 de mayo de 2012

Abuelas




Siempre me dices que no le de la espalda a los problemas. Sabes bien cómo soy. Rápido tiro toallas. Es así. Me agobio con el granito de arena y yo solita hago la montaña. Me encantaría cambiarlo, pero todavía no he decidido hacerlo. Qué idiota.

Siempre pienso cuando me dices que todavía no se lo que es la vida. Cuando me recuerdas que con 23 años no he vivido nada, cuando me alertas de lo mucho que me queda por aprender. Cuando te ríes mientras te discuto porque me dices que no se lo que es sufrir. Me hubiera encantado compartir mi vida contigo desde que naciste. Fijo que sabría salir de las tonterías que me nublan la mente.

Eres la voz de la experiencia. La sabiduría en persona. Ahora mismo te necesito aquí. Conoces mi lado egoísta y sabes que no te compartiría estando allí. Ya te imagino imitando mi cara y regañándome. Me gusta infinito mirarte a los ojos cuando me hablas, casi siempre me emocionas.

Ya estoy viendo un problema el estar separada de tí. Si al final va a ser verdad eso de que cuando me dices que no me vaya de Ceuta es por algo.. La suerte de esto es que es momentáneo. fortunadamente vivo más que cómoda en Cádiz.

Ahora voy a cerrar los ojos, más bien, voy a coger el teléfono porque en realidad me conformo con que seas mi dosis de vida diaria al tenerte al teléfono.Nunca te lo digo, pero desde el minuto que escucho tu voz hasta que me cuelgas, la sensación de felicidad se desborda. Te echo muchísimo de menos y es inevitable pensar en lo que pasó. Pero como hoy he leído en un libro : Cuando no se puede hablar, lo mejor es callar. Aún así, yo sigo convencida en las gracias que tengo que seguir dando cada día. Por tenerte y por verte así.

Cuánto te quise, cómo te quiero y cuánto te querré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario